miércoles, 23 de marzo de 2011

You keep using that word... (2)

... o de por qué parece que no vamos a entendernos nunca.

Al final, como era de esperarse, la sección de comentarios del texto de Tania Tagle en Replicante degeneró en telenovela. Lo triste del asunto es que todas las críticas al texto, argumentadas y bien articuladas, se ven deslegitimadas con el sambenito de que quienes las hicieron (hicimos) son (somos) feminazis envidiosas del marido que ama a Tania (aunque gane menos que ella, como ella misma tuvo a bien destacar), y de su hermosísimo hijo.

¿De verdad? ¿De verdad? ¿De verdad?

¿De todo el tiempo, datos, información, que le fue compartida a la autora y a los lectores, lo que estos personajes entienden es que quienes comentan son mujeres amargadas porque no tienen una familia como debe de ser?

Creo que lo que más me deprime es ver cómo, según se iban dando los comentarios, Tagle cambió de estrategia, y de defender intelectualmente su texto, comenzó a tomar las críticas como ataques personales, justificando su posición de privilegio con explicaciones al respecto de su vida y sus esfuerzos (que no le debía a nadie, por cierto) Y sin embargo, todos los cuestionamientos al respecto del texto en cuestión, se quedaron sin más contra-argumentación que simples - y decepcionantes - "dadas de avión" y mea culpas falsas, en el más puro estilo de niña de secundaria: "ay, ajá, sí, el machismo tiene la culpa de todos los males", "ay, ajá, sí, escribo pésimo"

Así que, al final, la que pudo haber sido una experiencia de aprendizaje, de discusión, de contraste de puntos de vista, se transformó en el acostumbrado escenario sin salida de descalificaciones personales, de cerrazón inmediata ante the F-Word (diosloslibreatodoslosreplicantesdelhorrorosoypeludofeminismo) y de reafirmarse en que sus convicciones y su estilo de vida son los que habrían de definir la manera en la que se conciben y se experimentan los logros y los fallos de un sistema de pensamiento tan complejo como el feminismo.

Al cabo que nomás es una opinión, ¿no?

You keep using that word...



Hace un par de días, la revista Replicante publicó una columna de opinión titulada "Feminismo y otras falacias". La autora, Tania Tagle. El texto, un desastre.

Con motivo de la conmemoración del 8 de marzo, Tagle se avienta esta opinión, en la que busca evidenciar cómo el feminismo (entendido únicamente como el feminismo sesentero rabioso y quemabrassieres) ha servido para que las mujeres se auto-victimicen, y manipulen todas sus circunstancias a su favor. Critica las cirugías plásticas, el arreglo personal, y la noción de que liberarse es gastar miles de dólares en un bikini de Gucci. Pero también habla de situaciones terribles, como la violencia de género, desde esa comodidad que da el privilegio, desde esa postura Susanitesca, molesta porque las pinches viejas siguen jodiendo con que no quieren que se sigan matando mujeres sólo porque son mujeres. ¿Qué no ven que ya estamos en una sociedad post-género? parece preguntarse la autora, ¿qué no ven que yo tengo ya todas mis necesidades cubiertas? Y utiliza el mismo ejemplo al que tantos personajes privilegiados recurren al desestimar la situación de género en México: Ni que estuviéramos en los países del Medio Oriente. Ahí sí que hay inequidades debido a la religión. Así que no se quejen, señoras manipuladoras que nomás van a la universidad a buscar marido.

De verdad que dan ganas de gritar ante tal ceguera, ante tal despliegue de privilegio, ante tal ignorancia al respecto de lo que sucede en su propio país. Y ese es un texto escrito por alguien que ha recibido educación. Por alguien que tiene acceso a un medio más o menos importante. Alguien que, con todas estas ventajas, no fue capaz de hacer una búsqueda más allá de los lugares comunes, de los favoritos de esa intelectualidad que frunce la boca cada que se le recuerda que todavía se viven inequidades incluso en los lugares más elitistas y privilegiados. Resulta terrorífico que alguien que supuestamente lee y escribe como modo de vida, alguien de quien podríamos suponer un contacto con numerosos puntos de vista diversos, con la capacidad y las herramientas para hacer una investigación, prefiera quedarse en la comodidad de lo que ya sabe y ve todos los días.

Que después de toda la serie de comentarios que recibió al respecto de su texto (léanlos, por favor, esos sí valen la pena), siga prefiriendo no saber qué quiere decir realmente el término y las ideas que decidió criticar.

lunes, 7 de marzo de 2011

La maravilla de los blogs




Hace ya casi dos años, escribí al respecto de la ausencia de información sobre Hermila Galindo, particularmente sobre la carencia de fotos de esta mujer, fundamental para nuestra historia reciente.

Y como si de una de esas recetas de antaño se tratara, ese post se quedó reposando, serenando, todo este tiempo, hasta que, hace casi dos meses, apareció un comentario en mi bandeja de entrada, en donde Hypatia me dejaba, nos dejaba, un enlace a su blog, en donde habla del maravilloso legado de esta mujer. No conforme con eso, incluye una foto, misma que encabeza este post, y por la cual le agradezco infinitamente haberse tomado la molestia de comentar.

Ahí radica una de las facetas maravillosas de la escritura en este medio: así como hay anónimos que pueden pasearse e insultar como les da la gana, aparecen con el tiempo personas afines, que contribuyen a mejorar los espacios que visitan. Que los transforman, de ejercicios solitarios en comunidades vivas. Y éste es el tipo de cosas por las que debemos seguir peleando, hablando, escribiendo, actuando.

Muchas gracias, Hypatia. Muchas gracias, Hermila. Y muchas gracias a todos los que siguen leyendo estas letras.

jueves, 3 de marzo de 2011

Una de post-post-Oscares

Como ya es jueves, esto de los Oscares seguro ya está fuera de las cabezas de todos, ya es tema passé, pues (más, si Charlie Sheen sigue dando entrevistas).



Y sin embargo, después de haber leído varias reseñas sobre lo aburrídisimo de la entrega, lo predecible de los premios, lo soso de James Franco conduciendo, una idea me da vueltas. Todos sabemos que varias veces la Academia ha favorecido películas olvidables y hecho a un lado otras que resultan cruciales para la historia del cine, y de la cultura popular en general. Uno de los ejemplos favoritos es el triunfo de Kramer vs. Kramer, que tuvo a Apocalypse Now como la contendiente "que sí era la buena".

Aquí va mi declaración sumamente anti-cool. Ya sé que en el mundo de "las cosas importantes", querer invadir Polonia tras escuchar a Wagner rankea muchísimo más alto que ver el divorcio de una pareja y sus broncas de custodia. Pero si algo resulta fascinante, si algo hace que yo siga viendo esa película cada vez que la vuelvo a encontrar en la tele, es que ofrece una imagen bastante interesante, y extremadamente rara, de la evolución emocional de un personaje masculino que tiene que establecer una relación maternal con su hijo. Es una película con la que asimilamos que es posible la masculinidad de otra manera.

Y yo sé que es mi opinión personal, y que para más inri, yo represento por partida doble todo lo que para hollywood es indeseable (soy mujer y tengo más de 25, así que en términos prácticos, no existo para ellos) pero a veces me resulta un poco triste que la ninguneen tanto ante el olor del napalm por las mañanas.