martes, 16 de marzo de 2010

Imagen del día: Feminismo de muñecas.


Gracias a Maricela, una apasionada de las Blythe, les presento una versión encantadora de una de esas figuras increíbles del feminismo reciente. Es un homenaje a Kathleen Hanna, de Bikini Kill y Le Tigre; y una de las principales caras del movimiento Rrrriot Grrrl.

La imagen viene de aquí.

domingo, 7 de marzo de 2010

En el día de las mujeres.


El ocho de marzo se celebra a las mujeres. El día internacional de la mujer. El día de la mujer trabajadora. Diversos matices en el nombre, con la finalidad de reconocer los diferentes momentos en la historia en los que las mujeres se han unido para luchar por el reconocimiento de sus derechos básicos: condiciones dignas de trabajo, el derecho al voto, a la propiedad.

Y como siempre sucede con este tipo de celebraciones a las mal llamadas minorías, la sensación es agridulce. Por un lado, se agradece la recuperación histórica de los hechos en los que participaron los que tradicionalmente se quedan al margen de registros oficiales; pero por otro, nos recuerda que seguimos siendo derivaciones de la norma, y que se nos tiene que dedicar un día o un mes al año, para que nos estemos tranquilos el resto del tiempo.

En días recientes, me ha tocado presenciar discusiones (en foros, en blogs, comentarios de personas cercanas) que hacen evidente que todavía nos falta mucho para pensar en las mujeres como seres humanos dignos del mínimo respeto. Generalizaciones como "las mujeres no saben explicar", "las mujeres son unas manipuladoras", "las mujeres atacan a las demás mujeres" no hacen sino reforzar prejuicios, y, sobre todo, y lo que me parece más peligroso, reforzar esta noción absurda de guerra de los sexos, de que existe un contingente llamado "los hombres" y otro contingente al otro lado llamado "las mujeres", y que ambos son heterogéneos y monolíticos en sus características. La personalidad, las coincidencias, las diferencias, todo se borra en esta construcción cultural en la que "todos los hombres son unos niños trogloditas" y "todas las mujeres son unas histéricas manipuladoras que se quieren casar" (y es la misma que permite que personas como Sherry Argov se forren de dinero a costa de nuestras inseguridades) Y por si fuera poco, convierte las ya de por sí complicadas relaciones personales, en una competencia, en una batalla en la que TIENE que ganar alguien; en una estúpida y cansada competencia por ver quién se chinga al otro primero. ¿Qué no estábamos hablando de una relación de pareja? ¿De una situación de respeto y complicidad? Al parecer, no.

Partiendo del punto en el que las mujeres en determinados entornos seguimos siendo adornos de los que se esperan bonitos modos y sonrisas constantes. Que no se tolera el enojo femenino y se tilda de berrinche; que a través de los medios de comunicación se insiste una y otra vez en que no debemos ser demasiado inteligentes, porque eso asusta. Que las cosas no se dicen directamente, sino con rodeos. Es por este tipo de nociones aprendidasyanosabemosdequién que nos metemos en los berenjenales en los que nos metemos cuando empezamos una relación, cuando exigimos respeto, cuando no nos quedamos calladas. No es posible que sigamos arrastrando esta "manera establecida" de hacer las cosas, en vez de escucharnos y tomar las decisiones que nos convengan como individuos, no como estereotipos. Y esto aplica tanto para hombres como para mujeres.

Todavía falta mucho para que a las mujeres no se nos dé un día que recuerde que también formamos parte de la historia; todavía falta para que esa sea una obviedad que no tenga que ser resaltada. Si queremos que en algún momento a las mujeres se nos considere seres humanos con la misma importancia que a los hombres, es necesario hacer algo al respecto. Y tenemos que empezar por cambiarnos a nosotros mismos. Empezar a distanciarnos de las narrativas perjudiciales y crear (y compartir) nuestros propios caminos partiendo del respeto. Y respetuosamente, pedir la consideración que se nos debe por el simple hecho de ser personas.

jueves, 4 de marzo de 2010

"Era una santa y ya está con dios"


Ya sé que los posts que les gustan son los indignados e iracundos. Representan la excusa perfecta para insultarme y hacerme ver que soy perjudicial para los valores de "La Familia Tradicional" (me halaga que consideren tan importante a este humilde blogcito rosa)

Sin embargo, hoy no tengo ganas de quejarme, sino de rendir un pequeño homenaje, a varios meses de su muerte, a mi abuelita Chayito. María del Rosario Franco Carrasco era su nombre completo. Murió el seis de agosto del año pasado, con mi mamá y conmigo junto a ella. Y ayer me encontré unas blusas que todavía conservan su olor. Eso debe ser lo que despertó de nuevo las ganas de escribir sobre ella, sobre todas esas cosas que quedaron pendientes y que es muy difícil que se recuperen. Desde la muerte de mi abuelo, hace unos 10 años, Chayito se desconectó del resto del mundo, y poco a poco fue olvidando más y más cosas; de ahí que fueran sólo pequeños retazos los que pude recuperar para conocerla con una mirada más adulta, más humana.

Porque, incluso desde varios años antes de que nos dejara físicamente, el resto de la familia se refería a ella en términos de santidad. "Mi mamá/mi abuelita es una santa" repetían una y otra vez mis primos y mis tíos. "Ya está con diositosanto y eso es lo que siempre quiso". Y yo me pregunto: ¿Cómo lo saben, si dejaron de verla sus últimos años? ¿Cómo lo saben? ¿alguna vez le preguntaron sobre su infancia, sobre sus gustos, sobre sus miedos? Yo sé que mi abuelita fue una persona totalmente congruente con su educación católica, y por momentos me da la impresión de que habría sido muy feliz si hubiera sido una de esas viudas virreinales que terminaban sus días en un convento contemplativo. Sé que era una persona con fe en sus creencias. Pero también sé que debajo de esa investidura otorgada por los parientes, como un recurso para desafanarse de ahondar más en Rosario como ser humano, había una persona, una mujer, que por los motivos que fuera se casó con mi abuelo y tuvo nueve hijos con él.

Una mujer que (y aquí empiezan los retazos de los que dispongo) era diestra como una araña para tejer, coser, bordar, remendar y cualquier otra actividad de labor con agujas- de hecho, dicen que hubo un tiempo en el que hacía vestidos de novia - pero que detestaba la cocina. Una mujer a la que no le gustaba probar cosas nuevas y que tenía la muletilla perfecta para excusarse en este sentido: "En mi casa esto no se usaba", decía cuando aparecía alguna cosa extraña en la mesa. Una mujer que me heredó el gusto por las alcaparras y el delirio por el helado. Una mujer que nunca nos mostró otra cosa más que paciencia y cariño, a pesar de que sus nietos podíamos ser verdaderas lacras, corriendo, gritando y aporreando el piano a ritmo del teleguía. Una mujer que siempre tenía el refrigerador lleno de jaletinas y una jarra de agua de limón casi tibia y demasiado dulce sobre la mesa. Una mujer que pasó en silencio diversas enfermedades, de la mano de mi mamá. Una mujer que fue siempre la imagen de la abuelita perfecta para mí y mi hermana: sentada en una mecedora tejiendo, siempre cariñosa, siempre tierna. Una mujer respetuosa de las opiniones de los demás, aunque no las compartiera. Alguien con quien compartimos la hora de la comida en familia todos los días desde que vino a vivir a nuestra casa, y con quien compartíamos además los chistes y las locuras familiares.

Sé que se casó en martes 13 y que su matrimonio duró sesenta años. Sé, porque lo he visto en fotos, que se fue de luna de miel en tren. Sé que tuvo su primer hijo a los 19, y que ese hijo y su primera niña tuvieron siempre un lugar especial en sus afectos por haberse consagrado a la vida religiosa. También sé que le catafixiaba a mi mamá sus antojos de moda ye-yé a cambio de que ella hiciera la comida del día (he de hacer un aparte para decir que mi mamá tiene el mejor sazón del mundo) Sé que su mamá murió cuando ella era casi un bebé, que tuvo después una Mamá Alicia y una Tía Consuelo, y que, de entre todos, adoraba a su hermano Jesús, un señor alto y de pelo blanco como la nieve.

También sé que al morir me dejó con muchas cosas que nunca sabré. Pero me queda el consuelo de haberla tenido tan cerca, de haber escuchado sus anécdotas de infancia, de haberla hecho mover la cabeza sin decir nada cuando me veía salir sin peinarme y de haberla hecho reir varias veces con mis despropósitos. Me queda como una satisfacción personal poder decir que mi abuelita podía ser muy simple y trabarse de risa a la mitad de una historia; que era una melindrosa para comer; que cuando empezó a perder la memoria se desesperaba y llegaba hasta a enojarse por sentirse perdida. Me queda como satisfacción personal poder decir que mi abuelita, más que una santa, fue una mujer como cualquier otra, y que yo pude vivirlo de primera mano.

Feminismo de jueves.

Ando bastante floja para escribir, pero a cambio les voy a dejar la mejor imagen de la semana.



¡Esta niña kicks ass! Ni idea de quién sea, ni dónde está, pero un aplauso para los padres que dan cauce y fomentan las inquietudes "poco femeninas" de su chamaca.

lunes, 1 de marzo de 2010

Feminismo de lunes




Una capsulita pop. Una frase de Lady GaGa:

"Some women choose to follow men, and some women choose to follow their dreams. If you’re wondering which way to go, remember that your career will never wake up and tell you that it doesn’t love you anymore."

O algo más o menos así:

"Algunas mujeres eligen seguir a sus hombres, y algunas otras deciden seguir sus sueños. Si estás preguntándote qué camino seguir, recuerda que tu carrera nunca despertará un día para decirte que ya no te ama."

Para los que piensan que el pop no tiene nada que ofrecer.