La responsabilidad hacia tí misma quiere decir negarte a dejar que otros piensen, hablen, o nombren las cosas por tí; quiere decir aprender a respetar y a usar tu propio cerebro y tus propios instintos, trabajando duro para hacerlo. Quiere decir que no tratas tu cuerpo como un valor de cambio para conseguir intimidades superficiales o seguridades económicas; porque al tratar nuestros cuerpos como objetos, ponemos nuestras mentes en peligro mortal. Y quiere decir insistir en que aquéllos a quienes otorgas tu amistad y tu amor sean capaces de respetar tu mente. La responsabilidad contigo misma implica no caer en soluciones fáciles y superfluas - libros e ideas pre-digeridos, retiros de fin de semana que garantizan cambiar tu vida, tomar cursos facilitos en vez de aquéllos que sabes que te costarán trabajo, ir por la escuela o la vida bluffeando en vez de generando trabajo sólido, casarte pronto como una forma de escapar a las tomas de decisiones reales, embarazarte para evadir problemas pre-existentes. Implica negarte a sub-valorar tu talento y tus aspiraciones, sólo para evitar conflictos y confrontaciones.
Esto quiere decir que tienes que resistir a esas fuerzas sociales que te dicen que las mujeres deben ser lindas, no arriesgarse, tener las mínimas expectativas profesionales, dejarse ahogar por el amor y olvidarse del trabajo, vivir a través de los demás y quedarnos en los lugares que nos han sido asignados. Quiere decir que tienes que insistir en que tu vida sea significativa; en que tu trabajo sea tan significativo como lo son el amor y la amistad en nuestras vidas.
Esta responsabilidad se traduce, entonces, en tener el valor para ser "diferente"; en no estar siempre a disponibilidad de otros si lo que necesitas es tiempo para tí y tu trabajo; en ser capaz de exigir a los demás - padres, amigos, compañeros, maestros, amantes, esposos, hijos - que respeten nuestro sentido del deber y nuestra integridad como personas. Las mujeres en todo el mundo, están haciéndose de valor para exigir esto y al mismo tiempo encuentran esa valentía tanto en las mujeres que en el pasado lo tuvieron, como en nosotras mismas al buscar camaradería, comunidad y retos en las mujeres que nos rodean.
La diferencia entre una vida que se vive activamente y una vida de deambular pasivamente dispersando nuestras energías es inmensa. Una vez que comenzamos a sentir el compromiso con nuestra vida, con nosotras mismas, nunca más podemos estar tranquilas y satisfechas con nuestras maneras pasivas.
Esta responsabilidad es un compromiso compartido en busca de un mundo en el que el potencial intelectual, mental, de tantas mujeres no sea desperdiciado, despilfarrado, paralizado o negado.
Ya esta impreso y colgado en mi oficina...
ResponderEliminar...Y nunca es tarde ¿verdad? y hacerse consciente no es mucho pedir. Vengo a visitarte, a felicitarte y a aprender, gracias Cerve por poner a la mano cuestiones tan importantes...esto es sólo el inicio, es muy inspirador y por lo menos en mí, en mis procesos muy íntimos muy como yo soy, las semillas van germinando y se mezclarán con todas esas otras cosas, sentimientos, experiencias, intuiciones que te hacen consciente, al final argüende argüende no es.
ResponderEliminarbesos
Coquelicot
Annie.- Qué bueno que desde lejos puedo hacerte compañía, y que pongas en tan buen uso las palabras de la Rich, como inspiración diaria.
ResponderEliminarEli.- Jamás es tarde, mi queridísima amapola. Todo el tiempo estamos aprendiendo, tomando cosas de todos lados, interiorizándolas tan lento o tan rápido como podemos. Qué bueno que te pasees por aquí.
Gracias a las dos por ser parte de las mujeres de mi vida.