Éste es un texto que deja clarísimo por qué se necesita alzar la voz y hacernos fuertes.
Y todo fue por la acción del sábado. ¡Gracias, Gaby! Me siento muy orgullosa de ser amiga tuya.
Es increíble las reacciones que una mujer puede recibir en cuanto levanta la voz o hace algo por las demás mujeres. En este caso, quiero compartir lo que acaba de sucederme.
En apoyo a la causa del performance del sábado, imprimí el volante y le saqué copias. Mi objetivo era repartirlo en el metrobús de regreso a casa. Entré a la estación de Durango, y sin problema alguno, empecé a repartir los volantes a las mujeres que me encontraba. Muchas de ellas, concentradas en la puerta que dice claramente “Exclusivamente Mujeres, Niños y Adultos de Tercera Edad”, ya que subirse en otra puerta implicaba por la hora tener que compartir espacio con los hombres, incómodas. Repartía y decía gracias con una sonrisa. Una vez en mi autobús, empecé a distribuir el volante a las mujeres. Algunas me decían “No gracias”, a ellas les explicaba brevemente de lo que se trataba, que era la invitación a quejarnos sobre no poder usar falda o escote o cualquier otra prenda en esta ciudad ya que siempre hay hombres que te acosan con la palabra y con la mirada, con el chiflidito, con el sonido de un beso asqueroso. Muchas de ellas, después de escucharme lo aceptaban, les brillaban los ojitos entendiendo perfectamente, como hermanando la situación por las que todas hemos pasado. Lo aceptaban, lo leían.
Bajé en una estación porque ese autobús venía muy vacío y me subí a otro. Éste estaba más lleno, y me fui de punta a fin a repartir el volante, predicando la explicación anterior en voz alta con una satisfacción increíble. Era delicioso poder hablar del acoso callejero así enfrente de los hombres. El problema se hacía verbo.
Subió más gente, y entre ellos un hombre de mediana edad que en la sección de mujeres ya estaba sentándose cómodamente. Después de repartir más volantes, sentí que lo que estaba haciendo y lo que estaba viendo no correspondían, y le dije “¿Sabe que esta es sección de mujeres? Bueno, entonces ceda el asiento a una mujer”. Él me dijo “¿Te vas a sentar?”, y yo le dije que no, y entonces con un “Bueno” se quedó ahí sentadote. Y después abrió la boca para decir “Ahorita que se suba una mujer, le doy el asiento”, a lo que respondí “Pues quiero ver, voy a repartir esto y vuelvo para checar que ya no estás aquí sentado”. (Ya le hablaba de tú).
Fui de nuevo hasta el final del camión, y regresé para verlo plácidamente sentado en el mismo lugar. Y entonces no quise callarme, y le empecé a preguntar que si no entendía que ésa era la sección de mujeres… “Pues yo no veo donde diga que es para mujeres” – “¿Ah no? A ver chofer –estábamos hasta delante del metrobús- Dígale al señor que esta es sección de mujeres”, a lo que me contestó “Pues sí le voy a decir, pero también voy a reportarte porque estás repartiendo publicidad y no puedes hacer eso”. El hombre sentado sonreía ya complacido. Yo, levantaba la voz con más coraje “Entonces si le vas a avisar al policía, también le vas a decir que baje a este señor que está sentado en la sección de mujeres”. El chofer tomaba ya el radio para reportar un 015 o algo así. Llegando en la siguiente estación, empezó a pitarle al policía con desesperación como si en verdad existiera ya una situación caótica. El policía se acercó, y escuché que el chofer sólo me estaba reportando a mí: me acusaba tal cual de estar repartiendo publicidad. Como si se tratara de un impulso contra la aburrición, el oficial saltó al autobús y me ordenó que me bajara. Yo me negué. “¿A ver tu publicidad?” Tampoco se la di. La tomó de otra señora, y me dijo que bajara. –“Pues entonces también baje al señor que no está respetando el lugar asignado para mujeres”. El señor se levantó y explicó que yo había sido muy prepotente y que no sabía nada de esas reglas. El policía, con muuuuucho respeto y amablemente, le pidió que se pasara atrás. Y con una frase que no he escuchado en meses de utilizar el Metrobús, dijo “Caballeros, por favor atrás”. El señor obedeció. El oficial ya se volteaba a verme, y me decía “Señorita bájese”. En todo este tiempo, ninguna mujer abrió la boca. Ninguna dijo, exclamó, me dio la razón, todas, calladas, supongo yo, con la inminente actitud aprendida de no tener problemas con la autoridad. Entré en shock y en profunda tristeza.
En apoyo a la causa del performance del sábado, imprimí el volante y le saqué copias. Mi objetivo era repartirlo en el metrobús de regreso a casa. Entré a la estación de Durango, y sin problema alguno, empecé a repartir los volantes a las mujeres que me encontraba. Muchas de ellas, concentradas en la puerta que dice claramente “Exclusivamente Mujeres, Niños y Adultos de Tercera Edad”, ya que subirse en otra puerta implicaba por la hora tener que compartir espacio con los hombres, incómodas. Repartía y decía gracias con una sonrisa. Una vez en mi autobús, empecé a distribuir el volante a las mujeres. Algunas me decían “No gracias”, a ellas les explicaba brevemente de lo que se trataba, que era la invitación a quejarnos sobre no poder usar falda o escote o cualquier otra prenda en esta ciudad ya que siempre hay hombres que te acosan con la palabra y con la mirada, con el chiflidito, con el sonido de un beso asqueroso. Muchas de ellas, después de escucharme lo aceptaban, les brillaban los ojitos entendiendo perfectamente, como hermanando la situación por las que todas hemos pasado. Lo aceptaban, lo leían.
Bajé en una estación porque ese autobús venía muy vacío y me subí a otro. Éste estaba más lleno, y me fui de punta a fin a repartir el volante, predicando la explicación anterior en voz alta con una satisfacción increíble. Era delicioso poder hablar del acoso callejero así enfrente de los hombres. El problema se hacía verbo.
Subió más gente, y entre ellos un hombre de mediana edad que en la sección de mujeres ya estaba sentándose cómodamente. Después de repartir más volantes, sentí que lo que estaba haciendo y lo que estaba viendo no correspondían, y le dije “¿Sabe que esta es sección de mujeres? Bueno, entonces ceda el asiento a una mujer”. Él me dijo “¿Te vas a sentar?”, y yo le dije que no, y entonces con un “Bueno” se quedó ahí sentadote. Y después abrió la boca para decir “Ahorita que se suba una mujer, le doy el asiento”, a lo que respondí “Pues quiero ver, voy a repartir esto y vuelvo para checar que ya no estás aquí sentado”. (Ya le hablaba de tú).
Fui de nuevo hasta el final del camión, y regresé para verlo plácidamente sentado en el mismo lugar. Y entonces no quise callarme, y le empecé a preguntar que si no entendía que ésa era la sección de mujeres… “Pues yo no veo donde diga que es para mujeres” – “¿Ah no? A ver chofer –estábamos hasta delante del metrobús- Dígale al señor que esta es sección de mujeres”, a lo que me contestó “Pues sí le voy a decir, pero también voy a reportarte porque estás repartiendo publicidad y no puedes hacer eso”. El hombre sentado sonreía ya complacido. Yo, levantaba la voz con más coraje “Entonces si le vas a avisar al policía, también le vas a decir que baje a este señor que está sentado en la sección de mujeres”. El chofer tomaba ya el radio para reportar un 015 o algo así. Llegando en la siguiente estación, empezó a pitarle al policía con desesperación como si en verdad existiera ya una situación caótica. El policía se acercó, y escuché que el chofer sólo me estaba reportando a mí: me acusaba tal cual de estar repartiendo publicidad. Como si se tratara de un impulso contra la aburrición, el oficial saltó al autobús y me ordenó que me bajara. Yo me negué. “¿A ver tu publicidad?” Tampoco se la di. La tomó de otra señora, y me dijo que bajara. –“Pues entonces también baje al señor que no está respetando el lugar asignado para mujeres”. El señor se levantó y explicó que yo había sido muy prepotente y que no sabía nada de esas reglas. El policía, con muuuuucho respeto y amablemente, le pidió que se pasara atrás. Y con una frase que no he escuchado en meses de utilizar el Metrobús, dijo “Caballeros, por favor atrás”. El señor obedeció. El oficial ya se volteaba a verme, y me decía “Señorita bájese”. En todo este tiempo, ninguna mujer abrió la boca. Ninguna dijo, exclamó, me dio la razón, todas, calladas, supongo yo, con la inminente actitud aprendida de no tener problemas con la autoridad. Entré en shock y en profunda tristeza.
Bajé del Metrobús con el oficial, que ya me estaba pidiendo mi identificación. Yo me negué, y estaba buscando la salida. Total, pensaba yo, caminaba y me subía en la próxima para repartir volantes. El oficial insistía en que le diera mi credencial, y fue entonces que opté por suavizar mi voz y tomar una actitud buena-ondita. Le expliqué que yo no había hecho nada. Que mi “publicidad” era justo para impedir el maltrato a las mujeres, que se respetaran las reglas, lo que no hizo el señor sentado al que le habló con mucho respeto.
Por el contrario, el oficial no bajó la guardia, y corporalmente empezaba a amenazarme, y a acercarse. Su mirada era dura. Empezó a levantar la voz, a tomar su radio, todas, actitudes ceñudas e inquietantes. Me solté a llorar. Mucho. La gente alrededor empezaba a voltear. Y fue cuando una supervisora de la empresa se acercó y me preguntó qué me pasaba y qué me estaba diciendo el oficial. Y entre muchos sollozos y palabras cortadas le empecé a explicar lo que había sucedido. Enseguida, ella volteó a ver al oficial con enfado, su mirada decía “Pinche cabrón”, y le dijo “acompáñame”. Luego se dirigió a mí y me dijo muy suave “¿Quieres acompañarme a la próxima estación porque aquí no hay luz y me cuentas qué pasó?”. Y nos subimos y el oficial se quedó pegado a nosotras, dizque hablando por radio. Una vez ahí, yo no podía dejar de llorar. Me entró “el sentimiento” –como le llaman. Obvio que muchas personas empezaron a voltear a vernos y a escuchar. Al principio, yo no podía hablar. Me ganaba la impotencia, el coraje, la amenaza. Hasta que por fin, le expliqué a la supervisora –y tal vez lo dije muy alto- que el oficial me había bajado por repartir unas invitaciones, que sus movimientos corporales eran rudos, que me había gritado, amenazado y pedido mi credencial cuando yo no había hecho nada. En síntesis, que me había tratado como un criminal, cuando en realidad el acoso, el manoseo, el robo en el Metrobús sigue sucediendo. Ahí explotó todo.
Una mujer que venía sentada me habló y me dijo “Yo soy del movimiento feminista, ¿quieres reportar al oficial? ¿En qué te ayudo? ¿Qué te hicieron?”. Ella ya estaba levantándose con libreta en mano y preguntándole a la supervisora qué iban a hacer. Otro señor que venía detrás con su hija, me habló también y dijo muy indignado “¿Por qué no lo reportas ante tal y tal? ¡Ya estamos cansados que los llamados policías nos traten mal cuando viven de nuestros impuestos!”. Otro señor se acercó, y empezó a decir lo mismo, que lo reportara, que me quejara. Dos mujeres a los lados empezaron a apoyar diciendo algo así que ya estaban hartas de esos malos tratos. El oficial trataba de defenderse, sin éxito. De pronto se generó una nube de enojo, de rebelión.
Bajamos la señora feminista, un señor que nos dijo más tarde que era abogado, la supervisora, yo y el oficial quien, ridículamente seguía jugueteando con su radio. Todos empezaron a preguntarle por su identificación, todos empezaron a reclamarle por qué me había tratado así. Todos. Enojados. Disgustados. Hartos. El oficial ya con sonrisita ante la frase del abogado “Puedes perder tu trabajo por este tipo de actitudes”, se disculpaba ya conmigo. Y yo, firme, le decía que me había tratado mal y como criminal.
Al final, la supervisora quedó en pasar el reporte. Al final, el oficial dijo que él era joven y que le gustaban este tipo de eventos como los que decía mi publicidad (¿?). Al final y ya mucho más tranquila, me subí con la feminista. Para mi sorpresa y cuando me dijo quién era, recordé que ella había organizado cinco años atrás un evento en el zócalo en el que participó Dagger. Y entonces fuimos platicando bien en alto –las mujeres alrededor escuchaban con atención- sobre el performance, sobre el acoso callejero, sobre los escotes y las faldas. Ella me decía que en los setentas, sus primeras acciones de performance también fueron sobre el abuso sexual en el transporte, y que poco a poco esta inquietud se fue atenuando, hasta desaparecer por muchos años. Ahora ve con gusto que las voces se empiezan a levantar, que las mujeres se están quejando. Y que no hay nada mejor que recibir de pronto un volante como el mío donde queda claro que las mujeres no se están quedando calladas otra vez. Intercambiamos información. Ella traía un volante sobre la Semana Cultural de la Diversidad Sexual en donde se hablará de Pederastia, Discriminación, Pornografía, Femicidio, Teología, Globalización Sexual, entre otros.
Cuando nos despedimos, sus últimas palabras fueron “¡Sigue tu lucha!”, con el puño en alto. Me solté a llorar, pero no esta vez por sentirme débil e impotente ante la autoridad corrupta y el machismo del chofer, sino porque de alguna forma recibí un gesto, un abrazo, un cariño, una actitud materna, que para eso es lo que estamos las mujeres en el mundo, para apoyarnos y apapacharnos.
De esta experiencia, lanzo las siguientes preguntas y reflexiones:
¿Qué es exactamente lo que hace que las mujeres permanezcan calladas, en mi caso, cuando el oficial me ordenaba bajar del autobús, sabiendo que eran más civiles testigos, no dijeron nada?
¡Cuán profundas son las raíces de la educación paternalista que nos impiden como mujeres defendernos mutuamente!
Últimamente los hombres no hacen caso de las áreas del Metrobús, y ya son varias ocasiones que no nos hacen caso cuando les decimos que nos den nuestro lugar. Cada vez se hacen más pendejos y se quedan sentados. Esto nos está arrojando a la situación que pasa en el Metro, por ejemplo, donde de plano, no se respetan las áreas para las mujeres.
Hay tema para platicar. Y mucho material para hacer algo al respecto.
Hace como 2 meses corrí mis primeros 10k en la carrera de nike women, en donde corríamos "por las que no pueden" -> cancer.
ResponderEliminarEsa mañana me llamó mi papá y me dijo, quieres que te acompañe? y le dije que la neta no quería xq iba con mi jefa y a parte era una carrera de mujeres, hasta se me hizo medio raro que quisiera ir. Cuando llegamos fue impresionante ver la cantidad de gente que habia. En el centro todas las corredoras y a los lados estaban todos los esposos, hijos y familiares de las corredoras, hasta el perro. Total..... empieza la carrera. Ya que pasa la emocion y el acomodo del principio, veía de repente a algún guey por ahi corriendo,ok x. Luego señores que pasaban con su perro justo en medio. Como a los 4k unos gueyes en bici, atravezándose entre las que corriamos. A los lados los ñores echando la porra que en un principio era chida y luego, solo de sentir las miradas que ni mamacita tienen que decir porque y lo dicen todo con los ojos pero su boquita esta diciendo:correle echale ganas !!! ahhhhhhhhhhh. Mi jefa y yo ya ibamos comentando el punto de que que onda con los nores,que no pueden respetar? En eso cruzamos unas regaderas quezque para refrescarte. Mi jefa traia gripa entonces se paso por otro lado. Mas adelante habia una estación de agua y la daban en bolcitas, Pues mas adelante unos pendejos echandonos agua con las bolcitas, uno bañó a mi jefa. Ella no tardó nada en reaccionar le agarró la mano y le gritó en la jeta tengo gripa imbecil !!!! Chale , que neta no podian respetar, era una carrera que a lo mucho duraba 2 hras. Los que la corrieron, podian haber corrido por otro lado.
Te veo el sabado !!!
¡Qué hijos de puta! No puede ser que se aprovechen de eso, que no se respeten espacios, ni eventos. Que no se nos de el mínimo respeto que nos merecemos.
ResponderEliminar¡Nos vemos el sábado!
Hola Gaby, me da gusto saludarte.
ResponderEliminarFui testigo del evento desafortunado, pero, a la vez muy aleccionador, que tuviste la tarde de ayer.
Observé parte del hecho, estaba a un par de metros de ti, cuando entre sollozos tratabas de explicar lo que te había sucedido a una mujer (supervisora) y al policía.
En primera instancia pensé que te habían asaltado, ante la actitud prepotente del uniformado que insistentemente solicitaba tus datos supuestamente para hacer su reporte, eso decía él por su radio. Regularmente actúan de esa manera cuando solicitas su apoyo.
En ese momento me inspiraste una gran ternura.
Segundos más tarde me dí cuenta de mi equivocación, ante tus lágrimas e impotencia que mostrabas, la molestia de la señora y el señor que se encontraban a un lado tuyo.
Al salir del metrobús ya no pude contenerme, estaba totalmente irritado, al ver que el policía no las tomaba en cuenta e insistentemente trataba de amedrentarlas haciendo uso de la frecuencia del radio.
Y tú, admirable Gaby, en un mar de lágrimas sin poder contenerte ante el agravio de que eras objeto.
Él, al percatarse de mi presencia cambio totalmente su actitud. El tipo sufrió una transformación, a pesar de los dos pistolonés que traía, e inició su cantaleta, y una y otra vez te ofrecía disculpas.
Llegó un momento en que me dio lastima, el pobre cuate ya no sabia ni que decir y justificaba el hecho de una u otra manera ante la presión que ejercíamos la señora feminista y yo.
Por cierto no soy abogado, lo dije así para tratar de persuadir al policía de que estaba abusando de ti, para ese momento ya no estabas en la indefensión. La voz de unos cuant@s se hacía escuchar.
Cuando bajé del Metrobús me sentí satisfecho de poder apoyar a una chica entusiasta que por difundir sus ideas fue agraviada por un por patán, fue lo mejor que me pasó en el día.
Gaby, te felicito tu actitud valiente y te deseo el mejor de los éxitos en tu joven movimiento.
Te mando un abrazo solidario.
Alfonso
Yo te apoyo!!
ResponderEliminaractualmente estoy trabajando en un proyecto en que ando desarrollando la fijacion del hombre en nuestro cuerpo... en pocas palabras en lo que se fijan primero,, que seamos sinceras jajaja no se fijan en nuestra inteligencia, ni en nuestra capacidad para realizar cosas, ni nada de eso jajaaja por favor!!! en que mas se van a fijar, si no en unos lindos pechos, lindo trasero y y mm veamos... y ya!!! ....
tambien ando planeando hacer una exposicion grande en mi universidad ya que hay muchos hoombres que nos ven como unas MMC(MIENTRAS ME CASO)y uno que otro dice que nadamas estamos ahi para ver quien sera nuestro esposo!! mmm me enoja tantoooo eso... los quiero callar asi que si tienes alguna idea :)
saludos!!!!
Hola!
ResponderEliminarEn verdad es indignante el trato que recibiste tanto de parte del señor sentado en la sección de mujeres como, especialmente, del policía. Y sí, como dices, es increíble lo que sucede cuando nosotras hacemos o intentamos hacer algo por hacernos escuchar. O también puede que no pase nada. Varias amigas me han contado que, en alguna ocasión, al ser acosadas y toqueteadas por alguien en el metro o en el camión, se quejaban, levantaban la voz, exhibían al tipo en cuestión y la gente alrededor -hombres y mujeres- simplemente no decían nada.
Les quiero contar una anécdota que me sucedió sobre una situación de acoso, quizá un tanto diferente pero es, de cualquier modo, un abuso de poder. Resulta que iba en el metro, mi acompañante -una mujer- y yo ibamos caminando en un transborde del metro. Mientras caminábamos,nos dimos cuenta que un señor como de unos 45 años iba molestando francamente a un chico gay,joven y menudito. El chico trataba de caminar rápido y se veía bastante incómodo. Lo comentamos y acordamos que si el tipo seguía molestando al chico, nos acercaríamos para ver si necesitaba ayudaba. Y así fue, al llegar al andén, el tipo estaba detrás del chico diciéndole cosas y éste se veía ya bastante acorralado tratando de decirle al tipo que lo dejara en paz. Nos acercamos, le preguntamos al chico si estaba bien y nos dijo que no, que el tipo lo venía molestando desde una estación atrás y que por más que le había dicho que lo dejara en paz no lo hacía. El tipo inmediatamente nos comenzó a decir que él sólo quería platicar con el chico, que no lo estaba molestando...le dijimos que sí lo estaba molestando y que por favor, lo dejara en paz. El tipo se alejó unos cuantos metros y desde lejos nos gritaba cosas. Llegó el tren, nos subimos junto con el chico y el tipo se subió al vagón de al lado. Para nuestra sorpresa, el hombre en cuestión se bajó en la misma estación que nosotras y trató de acercarse para explicarnos no se qué. Le dijimos que se alejara -para ese entonces empezaba a asustarme- y subimos las escaleras para salir y el tipo atrás. Cuando salimos del metro, ahí estaba la base de microbuses que debíamos tomar. Ya era muy tarde por cierto. El tipo nos seguía molestando y ya empezaba a insultarnos. Pero resulta que, en la base de microbuses había un pequeño grupo entre chalanes y checadores y al ver al tipo, ellos lo empezaron a insultar por su condición de "joto" y le dijeron que se alejara. El tipo cruzó al otro lado de la calle y desde ahí nos gritaba insultos. Yo ya estaba muy temerosa y lo peor fue cuando él paró un taxi, sólo se subió y se quedó ahí. Lo que pensé es que estaría esperando a que abordáramos el microbús para seguirnos. Entonces realmente estaba asustada. Optamos por tomar un taxi y, afortunadamente, el tipo en el otro taxi se perdió. Y todo esto que he contado, por haberle dicho que dejara de acosar a ese chico. El tipo actuó -desde mi interpretación y sentimiento- como en venganza, cómo había sido posible que dos mujeres se atrevieron a decirle algo, a frustarle su acoso.
Sin embargo y aún con estas situaciones que en muchas ocasiones,nos colocan de alguna u otra manera en riesgo, no me arrepiento de haber hecho esto en esa ocasión y otras, me parece que es importante que no nos callemos cuando seamos testigas de situaciones de este tipo.
Y con respecto a lo que comenta Gaby del metrobús, yo también lo he visto mucho, hombres que lo abordan en la sección de mujeres y los polis o vigilantes no dicen nada...ni nosotras, sólo me ha tocado una ocasión ver que una señora de unos 60 años le dijo a un hombre sentado en la sección de mujeres "oiga, ésta es la sección de mujeres, si sabía?" y el hombre con una sonrisita "jeje, éste si", y la señora "ah pues entonces usted no puede estar aqui eh?" y el hombre de nuevo "jejeje". La mujer se bajó en la estación a la que íbamos llegando y el hombre permaneció en el mismo lugar. Y el resto de las mujeres, incluyéndome a mí, no dijimos nada...sin embargo, he reflexionado mucho sobre esto y me parece que es muy importante sí hacer algo, sí quejarnos, sí evidenciar. Por lo menos, yo ya estoy bastante harta de los tipos que me dicen cosas en la calle, que aprovechan para pasar cerca y decir cosas entre dientes, los que -como dice Ale- manda besos tronados y asquerosos, los que quieren pegarse y restregarse en el transporte público y en muchas ocasiones, no importa si no traes una falda o un escote, de cualquier manera, puedes ser objeto de acoso.
Pensando en lo que le sucedió a Gaby, se me ocurre que podríamos hacer algo en el metrobús no?, igual subir dos o tres mujeres y evidenciar cuando encontremos hombres en la sección de mujeres,no sé...habría que pensarlo un poco más..bueno, ya me extendí bastante pero la verdad que la experiencia de Gaby da para mucho qué reflexionar y actuar.
Saludos, Emilia
Hola, Gaby:
ResponderEliminarUn saludo muy grande.
En el post pasado había puesto en los comentarios que seguramente asistiré el sábado. Anoche invité a otras amigas y todas están muy emocionadas. Sólo tenemos una pregunta: ¿Hay un plan B por si llueve fuerte a esa hora? ¿Nos reunimos en otro punto para esperar a que pase la lluvia o alguna otra opción? Sólo quería preguntar, porque nos preocupa que nos dispersemos en caso de diluvio y porque una de nosotras está embarazada..
Te dejo muchos saludos y nos vemos allá.
Patricia Karina Vergara Sánchez.
Falta de respeto a la mujer.
ResponderEliminarChicas, lamentablemente no es solo caminando, el acoso esta tambien manejando.
Que me dicen de los limpiavidrios de los semafaros?..Mujeres, solas, manejando..somos el blanco perfecto para que lleguen tres individuos a querer limpiar tu vidrio y les des una moneda.
Me acaba de suceder apenas el miércoles.
Iba en mi coche en la mañana, y pase por una avenida concurrida (Peri), me toco el alto. Desde lejos vi a los lavavidrios, eran dos, y de inmediato subi mi ventana y les dije que NO!, obvio sin alterarme, pq si uno se altera y de malas les contesta te dejan el chisguete de agua en el parabrisas de atras y adelante.
Los vi por el retrovisor y me senti tranquila que ya se habian ido, pero vi como molestaban a la señora de atras mio, que insistentemente les decia que NO!!, en mi distraccion se acerco un tercero y me espanto, lo ignore y le dije que no y gire mi cara para otro lado, entonces empiezo a escuchar que le pegan a la ventana del copiloto-nada suave eh-..me asuste un monton pq ya no sabia que iba a esperar..volteo y me pinto un corazon!!!..UN CORAZON CON SU JABON!!!!--Es lindo eso??, me debo de sentir halagada??--
Un policia estaba ahi en el alto...Seguramente el vio todo y si no, yo se lo conte..
Su contestacion fue que nadie se habia quejado y que de mi parte va a pasar ese reporte.. Yo le decia que reportara a estos chicos que crean un miedo e inseguridad, que se acercan a los coches rodeandolo- tal cual los animales rodean a su presa-..el..me seguia repitiendo que lo iba a reportar de mi parte..
Arranque y vi como se reia y platicaba con los limpiavidrios.
En las calles los que manejamos estamos en territorio de ellos, ellos han creado alianzas, claves..ellos viven en la calle, ¿que podemos hacer al respecto?
Me senti tan triste, enojada, sentimental e impotente de no poder hacer nada.
No me pienso quedar callada, pienso apoyar al respeto al projimo, el respeto a la mujer que pareciera algunos hombres lo han olvidado, y fomentar que nuestras parejas, amigos, padres y familiares no nos digan que mejor no diga nada, que es peor...
PEOR ES ESTAR CALLADAS!!!
*
Nos vemos el sabado!!!!
Fernanda
Muchas gracias a todas las que han comentado este post. Yo quiero agradecer mucho mucho a Ale por crear este blog. Si repartí volantes en el metrobús, ha sido porque este blog, "Soy Feminista y qué?" me ha dado la mayor inspiración.
ResponderEliminarYo creo que sí hay que hacer algo Emilia. No te apures si vienes sola en el Metrobús, yo lo hago todo el tiempo. Si un hombre se piensa meter en el andén de las mujeres, les digo que los andenes de caballeros son atrás.
No digo que hay que faltarles al respeto, pero tampoco vamos a rogarles de la forma más linda con el típico "Esteee, Perdóneme, estee (sonrisita) puede pasarse a la sección de hombres por favoooor??" Hay que decirlo educadas pero FIRMES, SEGURAS. Si pensamos que lo estamos haciendo por un cambio, lo diremos también con los ojos.
Vale para otro post no?
NOS VEMOS MAÑANA!!!
No pude ir a su manifestación, y en verdad las ganas no me faltaron.
ResponderEliminarComo también deje una entrada en mi blog, igual y si tuvimos la culpa de beber en un lugar Prohibido y para eso están ellos, ¿no? para ver que se cumplan las normas establecidas y todos funcionemos bien. Pero desde el momento que llegan y se ponen todos mal modosos y altaneros con uno, uno no puede evitar tenerles miedo, ¿porque? porque tienen armas de fuego que en realidad no deberían tener el derecho a usar pero si en ese instante amenazaron a mi amigo y comenzaron a mirar lujuriosamente a mi pareja pues no quedo de otra mas que pagar lo que nos pedían. ¿Porque debemos hacer esto? ¿Porque se sienten poderosos sobre nosotras? aun teniendo a un hombre que nos apoya y esta hay para nosotros porque tienen que hacerlo menos a el ante nosotros? con eso solo pretenden degradarlo para atemorizarnos… mucho que decir, mucho que hacer y a veces se siente como que no llegamos a ningún lado.
Pues estoy muy de acuerdo con el respeto femenino y el concepto de "Equidad", por esa razón estoy en desacuerdo en las secciones de hombres y mujeres. Entiendo la situación que pasan las mujeres, y por eso la separación, pero lo cierto es que todos deberíamos ir revueltos en perfecto respeto.
ResponderEliminarMuy estimada señorita Gaby de la O entrando por primera vez y casualidad a este blog que lucha por una causas justa y de un énfasis importante como es “EVITAR LA DESCRIMINACION A LA MUJER” , si bien desconozco las problemáticas en el servicios de transporte publico en la capital del país. No se puede negar que en México existen muchos hechos aberrantes y penosos contra las mujeres no solo en México sino en todo el mundo. Felicito a Mujeres como tú que dia a dia trata de forjar un México mas equitativo y con mejores posibilidades para nuestras mujeres.
ResponderEliminarEs también cierto que muchas mujeres acostumbradas a la opresión y discriminación ya sea laboral, sexual, familiar entre muchas otras más que se pueden dar ven esto como algo cotidiano o que simplemente se han cansado de nadar contra la corriente y que aun viendo a otro dama pelear ella no hará nada para ayudarla.
Hay que ser justos y transparentes también apoyo tu causa pero también encuentro algo que para mi no es muy ético y leal, leyendo tu escrito pude darme cuenta que existen tres personajes claves en tu hecho real y relatado en este espacio (todos hombres) el pasajero grosero, el chofer y el Policía. Tus eres una victima de la idiosincrasia Mexicana tus testigos siendo específicos las mujeres nunca te ayudaron, el chofer tenia el veredicto de acusarlo a los dos (no lo hizo), el oficial por lo que hizo todo bien y por procedimientos quería que te identificaras. Con tus palabras “El oficial insistía en que le diera mi credencial, y fue entonces que opté por suavizar mi voz y tomar una actitud buena-ondita.” Son procedimientos policíacos además de que el chofer nunca reporto al cabron que fue el causante de esto hecho real y por lo expresas el se fue con aires de grandeza así como el chofer de la unidad.
Otra línea tuya dicta así “Una vez ahí, yo no podía dejar de llorar. Me entró “el sentimiento” comprendo que te estabas siendo juzgada de mala manera por el policía que insisto hacia su trabajo, que el chofer y pasajero quedaron libres de toda culpa y que el resto de los pasajeros te dio la espalda para ayudarte.
Lo que realmente no me gusto fue que el pasajero te ignoro tu suplica, el chofer no dio solución al hecho y mintió al momento de acusar el hecho, el Policía al que tu ayudantes a crucificar cuando el simplemente recurrió a auxilio de un reporte y que solo fue notificado por tu hecho estaba cumpliendo con su trabajo, y realmente es una lastima que una persona como tu Gaby de la O luchas por las mujeres y quieres que México sea un país donde se respete a todo ser por igual Mientas como lo expresas aquí “Hasta que por fin, le expliqué a la supervisora –y tal vez lo dije muy alto- que el oficial me había bajado por repartir unas invitaciones, que sus movimientos corporales eran rudos, que me había gritado, amenazado y pedido mi credencial cuando yo no había hecho nada”. Te das cuenta que no decir las cosas como son haces que una persona que trabaja y que a lo mejor tiene familia hijos que mantener, mujer en casa, madre necesitan del dinero que el gana, Peligro por que simplemente tu lo juzgaste mal después de ser victima fuiste Verduga. Es una lastima que luchadores por un bien común hagan estas faltas todo bien pero realmente creo que cuando quieras salir airosa en otra victoria pienses bien que hay hombre y mujeres y que ambos merecemos respeto y un buen trato, y que en este podrido mundo hay de todo pero debemos ser mejores dia con dia y como dicta en la Biblia Mateo 5, 38-42 "Si te pegan en una mejilla, pon la otra".
PD Soy un Hombre que respeta la Equidad de géneros, no quiero pelear ni hacer fricciones con este comentario mi mail chiapasbello@hotmail.com por cualquier duda